Hoy toca reflexión, chavales.
Llevo un tiempo con una campaña que va a acabar con mi salud (para clase, no la vais a ver en ningún medio, tranquilos). Siempre hay cambios que hacer, con sus consiguientes horas sentada delante del textedit (sí, sigo sin el office). La lección number one que saco de esto es que es de lo más difícil decir adiós a las primeras ideas.
Reconozcámoslo, las primeras siempre son malas. Puedes ser el mejor creativo del mundo mundial y tus primeras ideas seguirán siendo un truño. Necesitas trabajar un rato hasta que la cosa empiece a tomar forma. Son malas, aunque eso no quiere decir que sean inútiles, suelen hacer de trampolín para el resto.
El problema viene cuando les tienes que decir adiós. En lugar de dejar que la dichosa idea se monte en el transatlántico y despedirla desde el muelle agitando un pañuelo, nos empeñamos en retocarla para poder usarla de alguna manera, aunque todo nos diga que la abandonemos en una gasolinera y salgamos corriendo. No hay manera. Siempre está rondando por la cabeza y entrometiéndose por todos lados. Desde mi corta (cortísima) experiencia, los buenos resultados empiezan a asomar la cabeza cuando mandamos por fin la idea a freír espárragos.
Voy a ver si mando a la porra unas cuantas...
ya tio! una profe siempre me pedia que para cada proyecto le presentara 3 bocetos, y siepre me mandaba seguir con el que menos me gustaba y yo siempre la quería matar... ahora ya se porque lo hacía...
ResponderEliminarque gran razón tienes, me siento por completo identificado... intentas adaptar la primera idea sea como sea y casi nunca es buena...
ResponderEliminaryo tambien ando liado con muchos trabajos de la universidad de este estilo.
blogger me está poniendo difícil lo de comentar... por lo menos una vez que te das cuenta de que el destino de las primeras es la basura ya tienes un buen camino hecho
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