Anoche fui al concierto de Pereza y casi me pierdo entre una marea de quinceañeras llorosas por ver a sus ídolos y con los brazos llenos de mensajes como "Leiva, quiero un hijo tuyo". A algunos les parecerá normal, pero yo soy de las que va a escuchar a Extremoduro, Marea... o a mi querido Sabina y no estoy acostumbrada... (creo que me hago mayor).
Pero sí que hay algo que me une con todas esas fans histéricas: las All Star. Hay que reconocerlo, son las zapatillas de los conciertos. Las únicas que son más bonitas sucias (aunque mi madre no piense lo mismo) y que no cambian por muchas generaciones que haya en medio. Converse sabe perfectamente que su modelo estrella es algo más que calzado, es una manera de ver la vida. Por eso su publicidad no habla de zapatillas, sino de rock.
La campaña que realizaron para celebrar los 100 años de la marca, rodeados de un montón de cantantes, lo deja claro.
Pero sí que hay algo que me une con todas esas fans histéricas: las All Star. Hay que reconocerlo, son las zapatillas de los conciertos. Las únicas que son más bonitas sucias (aunque mi madre no piense lo mismo) y que no cambian por muchas generaciones que haya en medio. Converse sabe perfectamente que su modelo estrella es algo más que calzado, es una manera de ver la vida. Por eso su publicidad no habla de zapatillas, sino de rock.
La campaña que realizaron para celebrar los 100 años de la marca, rodeados de un montón de cantantes, lo deja claro.
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